lunes, 9 de abril de 2012

DE FUTUROS INNEGABLES Y PASADOS IMPREDECIBLES, CIUDADES DEL SIGLO XXI Y UN IMPERDIBLE CUESTIONARIO A MILO POCKET

Una nota de Guido Ignatti publicada en el último número de la revista Sauna: http://www.revistasauna.com.ar/02_17/04.html, titulada “Sala de operaciones, fracturas expuestas” generó en mi afiebrada cabecita algunas reflexiones, en especial la última parte del texto, y muy particularmente su última frase.

Reproduzco el fragmento:

“El primer ready-made de Marcel Duchamp fue en 1913, distan cien años entre el pionero y el modelo de artista que hoy se pondera. Que como sociedad somos posmodernos ya no hay dudas. Pero sobre ser contemporáneos sí las hay, ya que para serlo hay que atravesar activamente el propio período. Hay que interpretar el presente y modelarlo. Ningún tiempo pasado fue mejor. Simplemente fue distinto y pasó. ¿Cómo es posible seguir evaluando con la mirada estancada el presente inmediato, o pretender vislumbrar el futuro siquiera? No es posible, hay que mutar, el futuro es innegable.”

“El futuro es innegable”, una frase contundente para finalizar el texto, una frase que dispara la reflexión. Recordé a partir de ella, otra que al parecer es de uso popular en Rusia –dato anecdótico- y que dice: “El pasado es impredecible”. Creo que para todos aquellos que tengan alguna experiencia psicoanalítica la frase resonará con ecos muy potentes; bien sabemos cómo el pasado, que creíamos tener bajo control, se nos presenta de golpe como una caja de Pandora. Ya se estarán preguntando qué tendrá que ver la frase de Ignatti con esta otra que traigo de las lejanas estepas y cómo podría aplicarse al tema que siempre nos ocupa –el del arte contemporáneo-, y ya voy a eso, no sean impacientes. Bien dice Ignatti que entre el primer ready- made de Marcel Duchamp de 1913 –el pionero- y el modelo de artista que hoy se pondera, distan cien años, pero es importante tener en cuenta que nada sucedió linealmente para que fuera así. Duchamp no es Duchamp –el artista más influyente del siglo XX y lo que va del XXI- hasta mucho después de 1913. El paradigma modernista rigió el siglo XX hasta pasada su primera mitad, hasta la irrupción del POP y del NEO DADAÍSMO. En ese paradigma el artista es un “genio creador”, un demiurgo que moldea la materia en busca de la “forma significante”, un incansable experimentador formal cuyo norte es siempre “la originalidad” y “la novedad”. Hasta bien entrados los años cincuenta, el artista paradigmático del siglo XX era, por absoluta lógica, Pablo Picasso y nadie podía disputarle el trono. Con el Pop y el Neo Dadá cambia el escenario, el paradigma modernista comienza a caer a pedazos, Clement Greenberg no acepta estos movimientos que no entran en la lógica progresiva de sus teorías, pero “el futuro es innegable”, y es el futuro el que ya no acepta la teoría de Greenberg, pero el futuro es Duchamp, el pasado impredecible que entra por la ventana: Duchamp es el modelo de las tendencias del arte a partir de allí. Hoy, cincuenta años después, la sombra de Duchamp eclipsa la figura de Picasso a quien todos creían el artista paradigmático del siglo. El ready- made, curiosidad del pasado, irrumpe en escena a mediados del siglo XX y todo cambia radicalmente. El futuro innegable y el pasado impredecible están entrelazados en formas complejas y no lineales, casi como una cinta de Moebius.

¿Quién sabe cuántas cosas del pasado impredecible están a punto de irrumpir mientras miramos hacia el innegable futuro?

Otro tema, ligeramente conectado. Estoy leyendo un libro de Gérard Wajcman –muy recomendable-, su título es “El ojo absoluto”, y trata el bien contemporáneo tema de nuestra sociedad de la transparencia, el control total y la plena visibilidad. Un dato interesante, entre muchos otros es que al parecer Londres es la ciudad con más cámaras de vigilancia por habitante del planeta, y más curioso aún es que esa ciudad ha sido designada como “la ciudad del siglo XXI”. No está claro si esto es porque ese modelo de hipervigilancia es lo más deseable para el futuro, pero más allá de esto, me pregunto cómo es posible designar a cualquier ciudad como la ciudad del siglo XXI cuando recién han transcurrido once años de dicho siglo.

Pienso en esas ciudades de los Emiratos Árabes que parecen salidas de alguna historia de ciencia ficción o en esas megalópolis de Oriente y me pregunto cómo es posible que Occidente no perciba aún su inevitable decadencia, cómo ese Occidente en crisis no puede dejar de considerarse el ombligo del mundo. Mucho tiempo falta para que podamos decir cuál fue la ciudad del siglo XXI. Será seguramente el impredecible pasado el que defina esa cuestión, eso que sólo podremos ver mañana, aunque ya esté hoy delante de nuestros ojos.

Y para terminar se viene la parte más amena de esta columna; hace tiempo que no leo el suple ADN –que nunca tuvo demasiado para leer- pero el sábado pasado una amiga me lo acercó y pude comprobar que sigue empeorando –el suplemento, no mi amiga-, cosa que no creía posible. Ya de entrada, en la primera página se despacha con un imperdible “Cuestionario ADN” a “Milo Pocket”. Voy a transcribirlo con algunos comentarios al pie:

1- ¿De qué se enorgullece?

De trabajar en el mundo del arte y de que el arte sirva para ayudar a la gente.

Esta respuesta me gusta porque Milo dice enorgullecerse de trabajar en el mundo del arte, y no dice “de ser artista”, tal vez sea un principio de autocrítica.

2- ¿De qué se arrepiente?

Me arrepiento de tantas cosas que no las puedo enumerar.

Esta es buenísima; es la típica respuesta de quién no se arrepiente de nada, pero quiere pasar por humilde.

3- ¿Qué le diría hoy a su primer amor?

¡Qué tonto que fui!

Ésta me arrancó una lágrima. Y a la ex también, se está perdiendo una

fortuna.

4- ¿En qué lugar fue más feliz?

En el Chaco, siempre.

Pero!! Haberlo sabido antes te comprábamos un pasaje para que te quedes

allá.

5- ¿Con qué personaje vivo o muerto, le gustaría almorzar a solas?

Con Mahatma Gandhi.

Bueno, esta es complicada, almorzar con un muerto no es muy

recomendable, por el olor digo, a menos que esté embalsamado. Almorzar

con Ramsés II no estaría mal, aunque ya no está muy conversador.

En cuanto a Gandhi paso, no me gusta almorzar con racistas y ya es

sabido que al Mahatma no le gustaba la gente de raza negra.

6- ¿Qué hace con unos pesos que le sobran?

Me compro alguna obra de arte.

Este muchacho está confundido, con “unos pesos” sólo se puede comprar

algo como lo que hace él.

7- ¿Con qué sueña más amenudo?

Con concretar algunos proyectos que tienen que ver con la realidad social de

mi provincia.

Ya te dijimos, te compramos el pasaje.

8- ¿Cuáles son los tres libros que más ama?

El Principito, Disculpen mi optimismo, de Juan Carr, y El amor en los tiempos del Cólera.

Buenísimo “El Principito” como libro de cabecera, se ve que lee pesado, le

le falta Harry Potter y es cartón lleno, sin olvidar los aforismos de

Narosky.

9- ¿Qué música y qué músicos prefiere?

Andrés Calamaro, Javier Calamaro, Gustavo Santaolalla y Pedro Aznar. En

general me gusta el rock.

Esta me desconcertó, después del Principito pensé que se venía un Arjona.

10- ¿Cuál es el personaje de ficción que más le gusta?

En El Padrino, el de Marlon Brando.

Bastante previsible, aunque para entrar en un buen diálogo con sus

pinturas, sería mejor Piñón Fijo.

Por último yo tengo dos preguntas:

¿Teresita Anchorena es la madre de la criatura no? Sería una suerte de Mary Shelley del subdesarrollo…y para terminar, el que escribe el cuestionario ADN ¿Ya está medicado?

Hasta la próxima.

El Pato.