Hoy, domingo 29 de
abril de 2012, como todos los domingos, compré el Página 12 –lo hago
especialmente para leer el suple Radar- y creo que como acto reflejo, miré la
tira de REP en la contratapa. Desde hace un tiempo REP viene fogoneando la idea
de “Artépolis”, lo cual no me parece mal, aunque tengo algunos reparos. Lo que
publicó hoy no me pareció muy oportuno ni acertado porque creo que se metió con
un tema que merecería una reflexión más profunda que un chiste de barricada. Dice
“No más museos”, propone un “Museo de Museos” y dice “los museos merecen un
último museo”, “Es hora de Artépolis”. Bueno, más allá de que no entiendo por
qué deberíamos pensar en forma excluyente, como si fueran cosas que se anulan
mutuamente, me parece que el planteo tiene otros problemas que habría que
contemplar. En primer lugar “Artépolis”
–cuya realización considero deseable y espero
que se concrete- obedece a la lógica del espectáculo, del “arte como
espectáculo” – disculpen si me pongo un poco frankfurter, se me escapa el enano
adorniano de vez en cuando-, y eso no está mal, tenemos que aceptar que eso
–que el arte haya sido cooptado por la lógica del espectáculo- está sucediendo
desde hace bastante tiempo, pero no me parece que debamos postular la muerte del
museo, sino repensar su función. Recuerdo que durante la gestión de Glusberg al
frente del Museo Nacional de Bellas Artes, él hablaba de un “museo vivo”, y de
hecho fue la época en la cual el museo estuvo más vivo que nunca –sería bueno
contar con una estadística acerca de cuánta gente entraba al museo por semana
en esa época y cuánta lo hace ahora-; más allá de las críticas puntuales que se
le puedan hacer a Glusberg, -recientemente fallecido- mi opinión es que su
gestión fue positiva; pudieron verse en el Museo muestras que difícilmente
volverán a verse y la gran cantidad de premios que había en el año permitía que
muchos artistas argentinos pudieran tener su obra colgada en el MNBA. Era un
Museo vivo, no un Mausoleo. Lo que tiene que terminar es la idea de Museo como
Mausoleo. El Museo en sí, no tiene nada de malo si podemos adecuarlo a nuevos
paradigmas, siempre y cuando esos nuevos paradigmas no conviertan al Museo en
parte de una lógica del espectáculo –cosa que si no me equivoco sucede bastante
en los Museos de los países centrales-. Hablar de la muerte del Museo es como
hablar de la muerte de la pintura; no hay que enterrar muertos que aún repiran,
mejor es pensar qué nueva vida pueden tener.
Creo que Artépolis
puede funcionar muy bien dentro de la lógica espectacular, pero como siempre,
todo dependerá de quiénes lo organicen, con qué presupuesto, y que trenzas,
roscas y favoritismos se anuden allí. Indudablemente REP tiene un lugar
reservado y merecido, después de todo la viene remando hace rato con la idea,
pero no me parece que ese evento deba pensarse como excluyente, y ya que
estamos, si puede hacerse Artépolis, ¿Por qué no podemos tener una Bienal de
Arte Contemporáneo como tiene Brasil?
Hasta la próxima.
El Pato.
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