domingo, 20 de mayo de 2012

MATANDO MUSEOS



Hoy, domingo 29 de abril de 2012, como todos los domingos, compré el Página 12 –lo hago especialmente para leer el suple Radar- y creo que como acto reflejo, miré la tira de REP en la contratapa. Desde hace un tiempo REP viene fogoneando la idea de “Artépolis”, lo cual no me parece mal, aunque tengo algunos reparos. Lo que publicó hoy no me pareció muy oportuno ni acertado porque creo que se metió con un tema que merecería una reflexión más profunda que un chiste de barricada. Dice “No más museos”, propone un “Museo de Museos” y dice “los museos merecen un último museo”, “Es hora de Artépolis”. Bueno, más allá de que no entiendo por qué deberíamos pensar en forma excluyente, como si fueran cosas que se anulan mutuamente, me parece que el planteo tiene otros problemas que habría que contemplar. En primer lugar “Artépolis”
 –cuya realización considero deseable y espero que se concrete- obedece a la lógica del espectáculo, del “arte como espectáculo” – disculpen si me pongo un poco frankfurter, se me escapa el enano adorniano de vez en cuando-, y eso no está mal, tenemos que aceptar que eso –que el arte haya sido cooptado por la lógica del espectáculo- está sucediendo desde hace bastante tiempo, pero no me parece que debamos postular la muerte del museo, sino repensar su función. Recuerdo que durante la gestión de Glusberg al frente del Museo Nacional de Bellas Artes, él hablaba de un “museo vivo”, y de hecho fue la época en la cual el museo estuvo más vivo que nunca –sería bueno contar con una estadística acerca de cuánta gente entraba al museo por semana en esa época y cuánta lo hace ahora-; más allá de las críticas puntuales que se le puedan hacer a Glusberg, -recientemente fallecido- mi opinión es que su gestión fue positiva; pudieron verse en el Museo muestras que difícilmente volverán a verse y la gran cantidad de premios que había en el año permitía que muchos artistas argentinos pudieran tener su obra colgada en el MNBA. Era un Museo vivo, no un Mausoleo. Lo que tiene que terminar es la idea de Museo como Mausoleo. El Museo en sí, no tiene nada de malo si podemos adecuarlo a nuevos paradigmas, siempre y cuando esos nuevos paradigmas no conviertan al Museo en parte de una lógica del espectáculo –cosa que si no me equivoco sucede bastante en los Museos de los países centrales-. Hablar de la muerte del Museo es como hablar de la muerte de la pintura; no hay que enterrar muertos que aún repiran, mejor es pensar qué nueva vida pueden tener.
Creo que Artépolis puede funcionar muy bien dentro de la lógica espectacular, pero como siempre, todo dependerá de quiénes lo organicen, con qué presupuesto, y que trenzas, roscas y favoritismos se anuden allí. Indudablemente REP tiene un lugar reservado y merecido, después de todo la viene remando hace rato con la idea, pero no me parece que ese evento deba pensarse como excluyente, y ya que estamos, si puede hacerse Artépolis, ¿Por qué no podemos tener una Bienal de Arte Contemporáneo como tiene Brasil?

Hasta la próxima.
El Pato.

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