viernes, 17 de septiembre de 2010

LEVINAS, BATTISTOZZI, Y LA INEFABLE ALICIA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS DEL LOBBY.

Hola amigos. No pensaba volver a escribir tan pronto, pero hay cosas que no se pueden obviar.

La primera es la muy acertada respuesta de Ana Battistozzi a Gabriel Levinas aparecida en la revista Ñ del último sábado -11 de septiembre-. Para los que no lo leyeron, Levinas había escrito el sábado anterior -4 de septiembre- pegándole a los críticos que "no critican" y además a los artistas pendientes de los vaivenes del mercado, y uno podría sentirse tentado a darle la razón a Levinas -y yo muy especialmente- si no fuera porque, como muy bien lo hace notar Ana Battistozzi, Levinas atrasa, y además, él mismo es un operador de mercado, un marchand. Recuerdo una columna escrita por el mismo GL en una Ñ, más o menos para la época en que se llevaba a cabo la última Arte-BA, en la cuál, indignado, se quejaba de que el ruido del Barrio Joven invadía y contaminaba lo que él describía casi como un templo para la contemplación del arte: su stand. La columna era, claro, completamente absurda, pues una feria de arte no es un lugar muy adecuado para la contemplación del arte...no creo que Levinas exija silencio para la contemplación de los tomates y las berenjenas cuando va al supermercado, no? Se notaba que el ruido del Barrio Joven le había espantado a más de un cliente...que se le va a hacer Levinas...es el libre juego de la oferta y la demanda; si no le gustan las ferias, debería dedicarse a otra cosa. Por otro lado, Ana Battistozzi, describe acertadamente la situación contemporánea de la crítica de la siguiente manera:

(...) “Preferiría discutir sobre la naturaleza de la crítica y su función como práctica intelectual en tiempos en tiempos que son claramente distintos de los de Atalaya a quien –Levinas- evoca como modelo. A diferencia de entonces, cuando estaba fuera de discusión lo que era arte y lo que no, hoy “ha llegado a ser evidente que nada referente al arte es evidente”, como observó Adorno en el comienzo de su Teoría Estética, hace ya décadas. La tarea del crítico es bien distinta en consecuencia, entre otras cosas porque enfrenta un objeto, cuya condición artística no está definida de antemano. De ahí que su compromiso sea con el conocimiento y la información en la conciencia de una situación que tiene su correlato en el mercado.” (...)


De más está decir que estoy completamente de acuerdo con este diagnóstico que pone a la crítica, el público en general y también, claro está, a los artistas frente a un gran desafío, pero el problema es, justamente, que la mayoría de los colegas de AMB, que tienen espacio para escribir en los principales medios, no están ni por asomo a la altura de ese desafío, y eso queda demostrado con la cantidad de boberías, banalidades, arbitrariedades, obsecuencias y, en muchos casos, críticas absolutamente retrógradas, basadas en análisis puramente formalistas, que uno lee en los principales suplementos de cultura Crítica, en su etimología, significa “estudio”, “investigación”, está muy claro que alguien que debe escribir una columna semanal tiene poco tiempo para hacer crítica en ese sentido, pero además, la formación y la inteligencia de muchos críticos es bastante limitada. Muchos de ellos no vienen del campo de las artes visuales y sin embargo, han obtenido, quien sabe cómo, el derecho a hacer crítica en los principales medios. Este hecho parece reproducir ese prejuicio, tan extendido entre el público en general, según el cual, sobre lo visual, cualquiera puede opinar. Y este, a mi juicio es el principal motivo de que no pueda leerse casi nada interesante, ningún texto que problematice o que cree un conflicto. Recuerdo que el recientemente fallecido Jorge López Anaya, con quien yo tenía varias e importantes diferencias ideológicas, -de hecho en mi blog hay un par de textos criticándolo- al menos se tomaba la libertad de hablar bastante duramente de muestras y artistas en su columna, y esto generaba resentimiento entre quienes recibían esas críticas. Por lo menos, no hacía una crítica conciliadora, aunque su visión del arte fuera siempre dependiente de las últimas novedades del exterior y su idea de "arte deslimitado" fuera, como ya dije en algún texto, absurda, ya que "arte" es un concepto y no existen conceptos "deslimitados", puesto que dejarían de ser conceptos. Esa idea, sin embargo, mostraría con cierta claridad la encrucijada del arte contemporáneo...un concepto que se disuelve. Un concepto que no tiene límites no es un concepto expandido, es un concepto que ha desaparecido como tal. Me parece importante, remitir a mi blog: www.lucaspato.blogspot.com, específicamente a la entrada. “Lectores entusiastas, función y futuro de la crítica según José Luis Brea y Premio Arcadas Doradas” del 14 de junio de este año. Lean sólo lo que concierne a José Luis Brea, me parece fundamental para esta discusión.

Y ahora, como frutilla de la torta y en perfecta sintonía con lo que venimos hablando –sobre todo en lo referido a las boberías y banalidades- pasamos a comentar la nota de Alicia de Arteaga acerca de la virtuosa alianza entre la Beca Kuitca y la Universidad Di Tella, aparecida el mismo sábado 11 de septiembre en el suple ADN –siempre se me ocurre que este es un ADN bastante contaminado- . Transcribo algunas cositas:

“La beca Kuitca, legitimada como espacio de formación de los artistas argentinos contemporáneos, desembarcó en el edificio de la Universidad Torcuato Di Tella. Una nueva historia comienza.”

¿Cuál nueva historia? ¿No será la misma vieja historia de enseñar a nuestros artistas jóvenes las estrategias para insertarse en el mainstream, haciendo obras a gusto y medida de los coleccionistas e instituciones de los países centrales? Sigamos:

“La selección –de los nuevos becarios- cumple con el objetivo. Artistas con trayectoria, varios de ellos legitimados por el mercado, hasta un
ex -director de museo (Carlos Herrera, del Macro de Rosario) ingresan en el universo del becario Kuitca, algo así como el Dorado del arte. El sueño del pibe”

Lindo este párrafo, no? Arteaga nos muestra aquí, lo importante que es la legitimación del mercado que, como ya sabemos, está conformado por gente con enorme conocimiento de las artes visuales y una muy kantiana “apreciación desinteresada”, además nos enteramos de que existe un “universo del becario Kuitca”, que evidentemente ha de ser un universo cool, con planetas multicolores, muy diferente de los universos grises de otros becarios. Como decía Groucho Marx “Hay otra vida, pero es más cara”. Otro dato importante es que se trata de El Dorado del arte, lo cual me produce una cierta confusión porque, como todos sabemos, El Dorado nunca existió...será una fina ironía de Alicia de Arteaga? ¿Será todo un engaño?
Por último, tenemos que la Beca Kuitca, es el sueño del pibe, el non plus ultra del arte argentino contemporáneo, sólo para unos pocos privilegiados...bueno, esto queda claro cuando nos enteramos de que cada uno de los chicos tendrá su propio taller, ambientado a su manera, donde pasará “12 horas diarias en contacto con los miembros de la tribu”.... Quien sino alguien que no trabaja puede hacer eso?

Otro párrafo.

“El año próximo la Beca cumplirá 20 años y es una buena noticia saber que ha desembarcado en el campus de la Universidad Di Tella, (...) donde funciona el Departamento de Arte dirigido por Inés Katzenstein, bajo la estimulante mirada de Francisco Liemur, decano de Arquitectura”.
“La alegría ( y el orgullo) de los becarios la noche de la apertura –entre pinchos de lomo y tortilla española -tiene mucho que ver con la alianza prodigiosa que supone unir los nombres de Kuitca y Di Tella, como una profecía cumplida".

Qué lástima, me perdí los pinchos de lomo....y además no invitan animales.

Toda esta retórica celebratoria de la “prodigiosa unión de los nombres de Kuitca y Di Tella” ¿no suena más bien a trenza de mercado, beca cool, universidad privada y crítica obsecuente y mercenaria? ¿Por qué aparecen siempre en ADN esta clase de notas que huelen a dólares por todos lados y en las que el arte aparece exclusivamente como una cuestión de éxito y mercado?

Además, ya que de mercado estamos hablando, y para demostrar lo provincianos y obsecuentes que somos inclinándonos ante el gran dios Kuitca, bastaría confrontar la cotización de Guille con la de Jeff Koons, por ejemplo, y veríamos que nuestra deidad máxima, es en realidad una deidad menor y subalterna en el gran país del norte. Pero aquí, seguiremos sobando calcetines de artistas cool que hicieron la América y vienen a ¿formar? nuevas camadas de artistas de exportación. Como quien dice, una cadena de producción.

Ahora...lo de la tortilla española me hace un poco de ruido....

Hasta la próxima

El Pato.

martes, 7 de septiembre de 2010

Hugo Mujica, Claudia Piñeiro y algunas palabras en defensa de mi anonimato.

Hola a todos.
Hace algunos días, revolviendo papeles viejos, como suelo hacer de vez en cuando, para deshacerme de algunas toneladas de lo que tengo acumulado, encontré en un suplemento RADAR, del diario Pagina 12 del 13 de diciembre del 2009, una entrevista buenísima, realizada por Miguel Rep al poeta, filósofo y sacerdote católico – todos tenemos algunas contradicciones- Hugo Mujica, acerca de su libro “La pasión según Trakl”, sobre el poeta alemán, que también era admirado por Martin Heidegger. Sólo voy a transcribir la última parte porque tiene estrecha relación con dos de mis últimos envíos: “¿Qué es el arte?” y “El arte es para el pensamiento”. Quienes los hayan leído sabrán de qué se trata y quienes no, pueden hacerlo en: http://lucaspato.blogspot.com/
Transcribo:
Miguel Rep: ¿Para qué te parece que la poesía debería servir?

Hugo Mujica: -Si algo sobra en nuestros tiempos son las cosas que sirvan para algo. Tal es así que la antigua y esencial pregunta sobre qué es la vida, se transformó en la pregunta sobre para qué es la vida; ese cambio casi imperceptible nos revela como utilitarios, hacedores de útiles, herramientas, todo lo que sirve para usar, usar y tirar, tirar para cambiar. Ese “para”, remite todo a otra cosa, a algo que no está en sí, y la poesía, el arte, no es del orden de los medios sino de los fines, de lo que se cumple en sí, no más allá de sí; es del orden de lo que no se justifica ni desde afuera, por la aprobación o el mercado, ni tampoco desde el propio creador; la obra, el poema, instaura su propia ley, su propia clave interpretativa, su propio valor es, diría, su propia justificación y su propia revelación. Y, también diría, su propia revolución, ser belleza en medio de un mundo reducido a mercadería; revolución y protesta: ser gratuidad en medio de un mundo hundido en el lucro y la especulación. La poesía es el puro ser por sí, quizá como la vida misma, quizá por eso el arte puede enseñarnos a vivir.
Después puede venderse, usarse, investigarse…insertarse en la cultura y hasta en el mercado, pero eso es siempre después, en un después que ya es el trueno y no el relámpago-.

Fin de la transcripción, y creo que no hay nada que agregar.
La siguiente transcripción es de un texto que el sábado 4 de septiembre, escribió Claudia Piñeiro en la columna de opinión del diario La Nación –esta vez el diario La Nación me sorprendió-, transcribo la nota íntegramente –no se asusten, es breve- ahí va:
EL LENGUAJE LIBRA BATALLA
Claudia Piñeiro para LA NACION

Las palabras que elegimos para nombrar no son inocentes. Existe un efecto ideológico del lenguaje, que es explotado por algunos e ignorado por otros. Cuando Mauricio Macri dice, refiriéndose a la toma de colegios en la ciudad que gobierna, "uno no puede ni tomar una Coca-Cola que no esté en su heladera", opera ideológicamente. Además de equiparar el verbo "tomar" con "agarrar" y "robar", parte de la base de que quien recibirá su mensaje podrá decodificarlo "desde el sentido común" ya que tiene heladera, toma Coca-Cola y es capaz de condenar, como él, la toma de colegios como manifestación política.
Sólo algunos actores dentro de una sociedad pueden usar el lenguaje para sostener su posición. Para el resto queda, con tiempo y esfuerzo, advertirlo y resistir.
Tres ejemplos
El primero, año 1983. Cuando el país regresó a la democracia, empezamos a nombrar el pasado reciente como "el Proceso". Llevó un tiempo darnos cuenta de que ése no era el nombre adecuado. ¿Qué proceso? Ningún Proceso de Reorganización Nacional. Lo que vivimos fue una dictadura militar y así había que nombrarla. Aunque el cambio de una expresión por otra no sucedió de la noche a la mañana. Poco a poco, muchos fuimos abandonando el uso de la palabra "proceso" y adoptando el uso de las palabras "dictadura militar". No todos lo hicieron. Pero hoy, en 2010, quienes nombran al período de la historia argentina que va de 1976 a 1983 de una forma o de la otra toman (otra vez el verbo "tomar") una postura política. Ya no es inocente llamar Proceso a ese período. Las palabras trazan una línea y está bien que así sea.
El segundo ejemplo es reciente. La sociedad discutía si se le daría o no derecho a contraer matrimonio a una pareja formada por dos mujeres o por dos hombres. "Ley de matrimonio gay", empezamos llamándola. Pero a medida que pasaban los días, cambiamos el nombre y elegimos llamarla "ley de matrimonio igualitario". ¿Por qué? Porque no se trataba de una ley que regulara el casamiento de la comunidad gay (lo que habría sido discriminatorio), sino de asimilar a esas parejas a la ley de matrimonio existente. El mismo matrimonio para todos. Hablar hoy de ley de matrimonio gay implica una discriminación que, en el mejor de los casos, puede ser todavía involuntaria. Esta evolución del lenguaje no está tan consolidada como la anterior. Llevará un tiempo, pero el modismo también caerá en desuso y se trazará otra línea.
El tercer ejemplo es tan actual que estamos parados sobre él. Escuchamos a diario la frase "a favor del aborto" o "pro-aborto". Lenguaje que juzga e intenta que el mensaje sea decodificado unívocamente: "pro- aborto = asesino". Nadie es pro-aborto; las mujeres que quedan embarazadas y deciden interrumpir su embarazo seguramente preferirían no haber quedado embarazadas. Pero ante el hecho consumado del embarazo no deseado, de lo que se trata es de poder elegir. Por eso se está a favor o no de "la despenalización del aborto", de la "legalización del aborto", no del aborto. Y esto no es menor. Ni mucho menos inocente. Cuando escuchamos decir: "Jueza a favor del aborto", o "la Iglesia condena la postura pro aborto de Fulano de tal", debemos tener en claro por qué se elige decirlo de esa manera: no sólo para descalificar, sino también para evitar la posible discusión de la ciudadanía sobre el tema. ¿Quién se sentiría capaz de decir: "Yo soy pro aborto"? En cambio, muchos más estarían en condiciones de cuestionarse si están a favor o no de la despenalización del aborto. Discutir si en la Argentina una mujer sin recursos económicos debe o no tener acceso a la interrupción de un embarazo no deseado con las mismas medidas de higiene y seguridad con que hoy lo hacen en el mismo país las mujeres que tienen dinero.
Hace un tiempo, vi un programa de televisión en el que enfrentaron a la madre de una discapacitada violada, a la que un juez no le permitía abortar, con una mujer que pertenecía a una institución que abogaba por prohibir el aborto en todas las circunstancias y para todas las mujeres. Esa mujer llamaba "abuelita" a la madre de la chica violada y embarazada. Lo decía con un tono suave, hasta cariñoso. La madre de la chica violada entendió rápidamente qué trataba de hacer esa mujer con el uso de esa palabra, y supo defenderse. "A mí no me llame de ese modo; yo no soy abuela de nadie", dijo.
Las palabras son poderosas. El lenguaje libra batalla. Puede ser una vía de dominación, pero también de resistencia. Cuando un discurso apela al "sentido común", no se nos permite pensar cómo son o funcionan las cosas, sino sólo si se adecuan o no a un sistema preexistente y hegemónico. Equiparar la toma de colegio con tomar la Coca-Cola de una heladera, o llamar "abuelita" a la madre de una chica embarazada porque fue violada intentan eso.
El análisis crítico del discurso debería ser una materia obligatoria desde la escuela primaria. Así tendríamos herramientas para resistir desde el lenguaje.


Fin de la transcripción y tampoco esto necesita que ya agregue comentario alguno.

Por último quiero decir algo en defensa de mi ya prolongado anonimato, y que, a decir verdad no sé cuánto más se prolongará, aunque, como ya dije en alguna ocasión, tarde o temprano todo llega a su fin.

A lo largo de estos años, en que he escrito esta columna, varias personas se han molestado y otras, aunque aprobando los textos, han cuestionado el uso del seudónimo –muchas otras, la mayoría, han aprobado ambas cosas-. Entre los que se han molestado hay críticos y, -esto me produjo cierta extrañeza- también algunos artistas –y no estoy hablando de aquellos a quienes critiqué duramente, porque para esos se trata de algo más personal-; hasta hubo una artista que me pidió que la sacara de mi lista y no le enviara más textos. Me extraña que tanto críticos como artistas jóvenes, que están muy al tanto de las estrategias contemporáneas, y de la diversidad de lenguajes y de soportes que los artistas usan hoy día para construir su obra, no acepten ni comprendan que mi práctica se inserta perfectamente dentro de esas estrategias, que la construcción de este personaje es parte de mi obra
Los artistas – y todos los demás también- vivimos en un tiempo en que hay mucho para decir, paradójicamente, -o no- la mayoría ha elegido el silencio, la especulación, la no confrontación, como si hubiera mucho que perder en un ambiente que sabemos mezquino y mediocre, en un medio donde el evento artístico más importante del año es una “feria”, y donde no puede hallarse un minuto de reflexión acerca del sentido de las obras, o de la identidad de nuestra producción, y muy especialmente, de la de nuestros artistas jóvenes. Mi anonimato tiene un límite y es parte de una estrategia, y cuando ya no sea el Pato Lucas, sino un artista como tantos otros, no tendré ningún problema en seguir sosteniendo todos y cada uno de mis dichos, porque si he vivido del arte en muchos sentidos, no ha sido gracias al mercado, ni a los críticos, aunque varios de ellos hayan escrito sobre mi trabajo. No le debo nada a nadie, lo que construí, lo hice “a pulmón”, como la mayoría de los artistas de este país. Tengo críticos amigos, pero no es una amistad interesada, y creo que ellos lo saben.
El Pato Lucas, entonces, debe ser considerado como parte de la obra de un artista, del cual, por el momento, no se conoce la identidad –aunque muchos lo sepan y algunos la sospechen-, y esa es mi mejor y única defensa, si es que necesito alguna.

Saludos y hasta la próxima.
El Pato

jueves, 1 de julio de 2010

EL ARTE ES PARA EL PENSAMIENTO

Hola a todos.

Como he recibido muchas respuestas y observaciones a mi anteúltimo envío "QUÉ ES EL ARTE", decidí ampliar un poco más el tema, especialmente en lo que se refiere a la relación del arte y el mercado.

Yo creo, que si alguien está preocupado por producir una gran cantidad de objetos cuyo destino es el mercado -y no el pensamiento- no puede ser artista -ni crítico-.
Cuando un artista quiere vivir del arte -repito, vivir económicamente del arte, ya que hay muchas formas de vivir del arte- y está feliz porque, por ejemplo, una galería lo contrata y le paga por producir diez o veinte obras al mes de determinados formatos y eso es lo que hace de allí en más para ganarse el sueldo, ha perdido algo de vista, ha dejado de ser artista para centrar su visión en el mercado; seguramente vivirá mejor, comerá en mejores restaurantes, se comprará el auto, pero algo ha perdido por el camino, algo ha negociado con el sistema, tal vez lo más importante que tenía. ¿Saben los peces que viven en el agua? ¿Saben que hay un inconmensurable "fuera del agua"? No, no saben. Lo mismo pasa con nosotros, habitantes del hipercapitalismo globalizado donde todo es mercancía, donde también nosotros somos mercancía, porque ella es el valor supremo. Por eso no importa que haya abogados, médicos, artistas, arquitectos o psicoanalistas porque lo que unifica todo, lo que anula las diferencias -y acentúa las desigualdades- es la forma mercancía, la lógica del capitalismo. Por eso, es justamente el artista quien debe saber que hay un inconmensurable "fuera de la lógica mercancía".
EL ARTE ES PARA EL PENSAMIENTO y no hay pensamiento donde sólo hay mercado. Repito, y ya lo dije muchas veces, la obra puede ser mercancía -o de hecho lo es ya que puede comprarse y venderse- pero esa no es la cuestión: el problema es que desde su génesis sea concebida como mercancía, porque allí entonces, ya no hay un artista, sino un productor de mercancías.
EL ARTE ES PARA EL PENSAMIENTO; el arte es espíritu -descargado este concepto de connotaciones metafísicas y entendido como potencia de transformación-.
Vivimos en un sistema donde tenemos que negociar a diario nuestras ideas, nuestras convicciones. Vivimos bombardeados por imágenes banales, horribles, bellas -convencionalmente bellas-, pero nada es distinguible allí, todo se iguala porque todo es mercancía. Todos los días debemos negociar cosas con el sistema, de una u otra manera, todos los días deponemos alguna de nuestras ideas, alguno de nuestros principios para sobrevivir dentro de un sistema brutal de desigualdades, de competencia feroz que se autoproclama "natural". El arte, para un artista, debería ser el lugar de no negociación, el lugar que no se entrega a la lógica del sistema, “lo otro del capitalismo”, el lugar ideal para pensar ese inconmensurable “fuera de la lógica mercancía”. Una vez más: no estoy diciendo que uno no deba vender sus obras, estoy diciendo que ese no debe ser el objetivo primero de un artista.
Justamente por estos días en que estoy escribiendo estas líneas se lleva a cabo en Buenos Aires una nueva edición de la feria Arte-BA. Estuve en la inauguración y un artista amigo me decía que era muy triste que el principal evento artístico de todos los años en Bs. As. fuera una feria de arte –aclaro que es un artista que siempre tiene obra en Arte-BA-, y yo no podría estar más de acuerdo con esa opinión, porque el arte no tiene nada que ver con el mercado del arte, porque el mercado todo lo distorsiona. Una feria no puede, no debe ser el evento principal del año en el campo del arte; ese, creo, es un debate que nos debemos. ¿No sería mejor que tuviéramos una bienal? ¿No sería mejor aún si los mecanismos de selección para esa bienal no fueran los mismos mecanismos que siempre se usan en nuestro medio, donde los que deciden son una élite cuyos intereses están indiscerniblemente ligados al mercado? Otro debate que nos debemos.
Arte-BA es una FERIA; y ya sea de verduras, de autos, o de cuadros, una FERIA SIEMPRE ES UNA FERIA, y el arte no es una feria….

EL ARTE ES PARA EL PENSAMIENTO.


Hasta la próxima.
El Pato.

lunes, 14 de junio de 2010

LECTORES ENTUSIASTAS, FUNCIÓN Y FUTURO DE LA CRÍTICA SEGÚN JOSÉ LUIS BREA Y PREMIO “ARCADAS DORADAS”.

Hola a todos.

Tengo que agradecer las numerosas respuestas recibidas por mi último envío, “Qué es el arte”, muchas de ellas a mi e-mail y otras que quedaron asentadas en mi blog:
www.lucaspato.blogspot.com . Entre estas últimas hay dos que supongo pertenecen a un mismo lector –o lectora- entusiasta, aunque el estilo, muy refinado por cierto, hace sospechar que se trata de una pluma masculina. Estos comentarios dicen, por orden de aparición: “Anda a la concha de tu madre” y “Anda a laburar sorete en vez de escribir estas pavadas salame”. Con respecto al primer comentario, debo decirle al amable lector que no es la primea vez que me mandan a ese destino, pero lamentablemente no he encontrado aún la forma de regresar allí, y no es que no me gustaría, pues bien sabemos que en el útero todo es más agradable, y fundamentalmente, no hay que trabajar para ganarse el sustento. Con respecto al segundo comentario, debo decirle en primer lugar que me encantó el estilo, en especial la ausencia de comas, lo cual delata a un lector refinado, creo que fue Cortázar quien usó ese recurso en alguno de sus cuentos magistrales. En segundo lugar queda claro que es una persona muy intuitiva pues con sólo leer mis textos se ha dado cuenta de que detesto trabajar. Sólo me resta recomendarle una inversión en el orden de los insultos, ya que un salame puede convertirse en sorete, mientras que lo contrario sería antinatural.

Y ahora pasamos a los temas del día.

Acabo de leer un texto de José Luis Brea que les recomiendo. Se titula “La crítica en la era del capitalismo cultural”, -Si entran en mi blog encontrarán un link al sitio de Brea y pueden leer allí todos sus textos-. Voy a transcribir algunos fragmentos para que entiendan mi entusiasmo.
Ahí vamos:

“No existen los hechos, tan sólo las (mal) interpretaciones”

“El objeto de la crítica no es nunca la verdad. Ni siquiera la interpretación, la buena interpretación –tal cosa no existe. Toda crítica malinterpreta-o lo que es lo mismo dispersa el significado. Debemos pensar la crítica únicamente como dispositivo diseminador, como maquinaria de proliferación del sentido, como aliada incondicional del estado incumplido de las economías del significado. Como tal, su trabajo es generar roces, fricciones, el encuentro intempestivo de lo extraño con lo extraño que origina el hallazgo contrainductivo. Su tarea es decir siempre lo contrario de toda convención implícita. De ahí que su presencia siempre deba resultar incómoda” (…)

(…) No se trata en él (el trabajo de la crítica) de hacer visible lo oculto, sino al contrario de mostrar las causas por las que todo marco de comprensión del mundo genera una zona de exclusión, de ceguera. El trabajo de la crítica no es visibilizar nada, sino hacernos comprender que en todo aquello que entendemos se perfila, por contraluz, todo un mundo otro que se nos escapa (…)

(…) no es fácil hacer crítica buena, interesante, cuando las prácticas no lo son, en tiempos –como los nuestros- de artes docilizadas(…)

(…)Queremos decir: la corrupción del crítico se asegura atenazándole en esas dos prisiones: la de la institución museo y la periodística. Ni en uno ni en otro caso es realizable la función crítica(…)

(…) Si la crítica tiene un lugar -en el que verdaderamente ser crítica- éste no puede bajo ninguna forma participar de la lógica del espectáculo. Esto inhabilita por completo dos de las formas en que a la crítica más le encandila –en el momento actual- ejercerse: primero, el escenario de la curaduría (particularmente en la forma que esta ha alcanzado al hilo de la llamada bienalización del arte). Segundo, el del medio de comunicación de masas ( y particularmente de nuevo en la forma de este por excelencia, alcanzada en el contexto del deslizamiento de las industrias del arte al escenario de las del espectáculo, a saber, la del suplemento periodístico –soi dissant “cultural)(…)

(…)Mil pantallas. Acaso todavía no ponderamos bien lo que supone una red de escenarios tan diseminada y ubicua como la que representa un mundo saturado en todas partes de pantallas(…)

(…) Que ella misma –la crítica- dejara atrás su propia dependencia de alguna restante “economía de objeto” –acaso el “fetichismo del impreso”. Que toda la
crítica empiece a hacerse y darse online, y que los críticos sólo cobraran por descarga. Démosle al lector la ocasión de vengarse en la cartera del crítico pésimo ejerciendo su más elemental derecho de justa venganza no leyéndole (y, que el que no sea leído, no cobre por sus pamplinas y simplonerías sin cuento).(…)

Hey!!! ¿Están pensando lo mismo que yo? ¿Se les ocurren varios nombres?
Sí, sí, esos mismos. ¿A qué se dedicarían cuando dejaran de escribir en ADN?

Algo más para terminar:

(…)Que no hay mundo verdadero, ni visión verdadera del mundo –esta sería la única vedad de la crítica. Ella no aparece allí donde el interés de tomar partido por una u otra visión del mundo es prioritaria: sino únicamente allí donde se pone en evidencia que esa o cualquier otra visión es fruto del compromiso implícito de una constelación de interdependencias –cuyo desnudamiento y mostración es justamente la tarea de la critica. (…)

(…)Como quiera que sea, es preciso restaurar, restablecer y repotenciar el terreno de la escritura como dominio fundamental de ejercicio de la crítica. Ello implica en cualquier caso una retirada del espacio periodístico, en el que la critica sucumbe a las exigencias (siempre banalizantes) de la información y los intereses de publicitación de las industrias de la conciencia en su búsqueda sistemática de una proyección espectacular –apoyada en lo mediático.(…)

(…) El crítico debe ser, por encima de todo y en primer lugar, un buen escritor de ensayo, incluso más un ensayador que un ensayista(…)

Fin de la transcripción. Estos fragmentos no son ni con mucho lo mejor del texto, les recomiendo leerlo en totalidad. El link es.

http://www.joseluisbrea.net/articulos/criticaeck.pdf

Pero además hay varios libros de J. L. Brea en copia de autor para descarga libre y son todos muy buenos.

Último tema: Una amiga me hizo llegar la siguiente información que me llenó de alegría y colesterol:

CONCURSO ARCOS DORADOS DE PINTURA LATINOAMERICANA PRIMERA EDICIÓN
Arcos Dorados presenta la primera edición del Concurso Arcos Dorados de Pintura Latinoamericana en el contexto de arteBA´10, 19 Feria de Arte Contemporáneo, a realizarse del 25 al 29 de junio en el Predio Ferial de La Rural en Palermo, Ciudad de Buenos Aires.
Por primera vez una empresa lanza un concurso de esta envergadura apoyando difundiendo de un modo inédito la producción artística contemporánea latinoamericana.
El concurso Arcos Dorados elije impulsar a los artistas que trabajan en pintura desafiándolos a explorar todas las posibilidades que la misma ofrece. En esta primera edición el concurso está destinado a los países que conmemoran este año su bicentenario: Argentina, Chile, Colombia, México y Venezuela.
Los curadores convocados a desempeñar la difícil tarea de invitar a un solo artista de su país para presentar una obra inédita en arteBA´10, han sido: Cecilia Brunson (Chile), Jesús Fuenmayor (Venezuela), María Iovino (Colombia), Victoria Noorthoorn (Argentina) y Guillermo Santamarina (México).
Los nombres de los cinco artistas que participarán de la feria y concursarán por el premio adquisición del público, son: Víctor Florido (Argentina), Jaime Gili (Venezuela), Manuel Mathar (México), Beatriz Olano (Colombia), Gerardo Pulido (Chile).
La decisión final estará en manos del público que podrá votar antes del inicio y durante los días de Feria (vía web en las páginas de McDonald´s y arteBA y en el stand de Arcos Dorados dentro de arteBA Feria) su obra favorita entre las cinco seleccionadas. La obra que resulte la favorita del público obtendrá el premio adquisición de U$S8.000 y pasará a formar parte de la colección de Arcos Dorados.
"Asociar a Arcos Dorados a un proyecto como éste, fortalece nuestro vínculo con el arte y con una región reconocida por su diversidad y riqueza culturales. Sin duda, no sólo apoyamos las expresiones individuales de estos artistas, sino que fortalecemos las identidades de sus países potenciadas a través de ellos", declaró el presidente y CEO de Arcos Dorados, Woods Staton.
A partir de esta primera realización, el objetivo de Arcos Dorados es tornar este concurso en un nuevo marco anual para artistas, amantes del arte y coleccionistas de América Latina, ampliándolo, en las próximas ediciones, para toda la región.
Acerca de Arcos Dorados
Arcos Dorados es la más grande operadora de restaurantes en América Latina y el mayor franquiciado de la marca McDonald’s en el mundo. Es una de las 100 empresas privadas más grandes de América Latina operando más de 1,750 restaurantes McDonald’s, 1,200 centros de postres y 200 McCafé en 19 países (Argentina, Aruba, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Curaçao, Ecuador, Guadalupe, Guyana Francesa, Martinica, México, Panamá, Perú, Puerto Rico, Saint Thomas, Saint Croix, Uruguay y Venezuela) y presta servicios de asesoramiento en nueve otros mercados de la región. Tiene más de 100 mil empleados que atienden a 3,5 millones de clientes al día. Además de ser uno de los principales empleadores de la región, Arcos Dorados es reconocida como una de las 25 mejores empresas para trabajar y uno de los principales empleadores de jóvenes en su primer empleo. En 2008, las ventas de Arcos Dorados superaron los US$ 3,5 mil millones, el más alto ingreso anual obtenido por la marca McDonald's desde que abrió el primer restaurante de América Latina, en Puerto Rico, hace 42 años. Arcos Dorados también tiene presencia en el campo de la logística por medio de la Axis, compañía con operaciones en Argentina, Chile, Venezuela y México, con 500 empleados y 150 clientes.

Bueno, bueno, esto sí es un notición, al fin esta empresa “lanza un concurso de esta envergadura”. “Lanzar” es aquí el verbo más adecuado tratándose de la cadena McDonalds´s. Nos dicen luego que:

“El concurso Arcos Dorados elije impulsar a los artistas que trabajan en pintura desafiándolos a explorar todas las posibilidades que la misma ofrece.”

Pero este es un concurso que de concurso tiene muy poco y de impulso a los artistas, menos; si así fuera deberían hacer un concurso abierto con un jurado adecuado, porque ¿quién elije y con que criterio a los curadores? ¿Será Ronald McDonald´s? Que quede claro que no cuestiono a Víctor Florido, cuya obra siempre me resultó interesante, - además ya lo he votado porque su obra junto con la de Gerardo Pulido de Chile, son las mejores- sino la mecánica de selección y el pretendido interés en impulsar a los artistas que trabajan en pintura, porque artistas que trabajan en pintura en Argentina hay miles y elegir un curador para que elija un pintor no es la forma. Y por último, el premio de U$S 8.000 es una miseria si pensamos en los millones de dólares que factura Arcadas Doradas en toda Latinoamérica. Con sólo comparar esta cifra y la cantidad de dinero en premios que otorga el Premio Banco Central de la República Argentina, (270.000 pesos repartidos en 9 premios, de los cuales 60.000 son para el premio homenaje y 50.000 para el 1º premio, estamos hablando de algo así como U$S 65.000 ) puede verse que el premio de las arcadas doradas es una payasada…bueno, Ronald McDonald´s es un payaso ¿no? Ocho mil dólares debe ser lo que venden en hamburguesas en Buenos Aires cada diez minutos. En síntesis, este premio es una grasada bien grasosa, una artimaña berreta para prestigiar a una impresentable empresa de comida basura.
Ahora los dejo porque voy a disfrutar de mi cajita feliz.

Saludos.
El Pato.

viernes, 14 de mayo de 2010

¿QUÉ ES EL ARTE?

Hola a todos.

Imagino que muchos habrán pensado que el Pato Lucas estaba muerto y desplumado, pero no, sólo estaba un poco más ocupado y reflexionando acerca de los mismos temas de siempre. Pido disculpas por mi larga ausencia.
Ustedes ya saben que algunos temas me desvelan, temas para los cuales no encuentro respuestas definitivas, algunos amigos me dicen que así debe ser, que es como funcionan las cosas, que hay cosas que no tienen respuesta, y supongo que tienen razón, pero de todas formas yo no puedo dejar de formular algunas preguntas…siempre las mismas, y la que funciona como título de este texto es una de ellas. En su Teoría Estética, T. W. Adorno dice –cito de memoria- que “La obra de arte es hacer algo con medios racionales, que no se sabe qué es”. Me fascina esta definición, que encierra una aparente paradoja, porque el arte es –para mí- una voluntad de dar forma y esa es su parte racional, pero eso a lo que se quiere dar forma, es siempre resistente al sentido, un núcleo duro, que se resiste a la significación definitiva, o mejor aún, un núcleo blando, maleable, al que sólo pueden imprimirse formas provisorias, sujetas a una rápida caducidad y esto, creo, hace que la definición de lo que el arte es, sea siempre huidiza, paradójica.
Es más fácil, supongo, definir el arte por aquello que no es, es decir, es más fácil definirlo negativamente.

1)- El arte no es mercancía, de eso estoy seguro. Algunos artistas creen que vender muchas obras los convierte en mejores artistas; han decidido vivir del arte y esto significa que la obra debe transformarse en un “producto” a insertar en un “mercado”, están felices cuando la demanda va por delante de su producción, repiten obras a pedido; su obra, desde el inicio, es concebida como mercancía. Eso no tiene nada que ver con el arte, esa es la “lógica mercancía”, la lógica del capitalismo. La obra en su génesis, no puede concebirse como mercancía. El arte y la experiencia estética son “lo otro” del capitalismo. En esto, arte y filosofía están emparentados, ninguno de los dos se concibe como mercancía. Esto no significa que la obra no pueda venderse, pero cuando un artista quiere, por sobre cualquier otra consideración, vivir de su obra, tal vez signifique que su obra ya no existe o bien que, paradójicamente, no se haya dado cuenta de que en realidad, siempre vivió del arte, aunque el arte nunca le haya generado dinero. O tal vez, por último, signifique que el dinero es lo único que le interesa, por sobre todas las cosas; deberíamos preguntarnos entonces, qué lugar ocupa el arte entre sus prioridades. Ya mencioné en alguna ocasión que uno de los consejos de León Ferrari es no vivir de la obra sino de otras cosas, para no perder el foco sobre la obra. Creo que León es un ejemplo muy claro de un artista cuya obra no es mercancía –por más que su cotización actual sea altísima-. León jamás pensó en vender…o en ser famoso.


2)- El arte no es inmediatez (irracional). Ya Hegel en su tiempo daba cuenta de la pérdida de la ingenuidad, decía que ya no había nada inmediato en la concepción estética: “El arte es para la reflexión”. Muchos artistas jóvenes parecen desconfiar de la reflexión sobre la obra; ante la pregunta por el sentido de alguna de sus elecciones formales suelen responder: “por que me gusta” o bien “me salió así”, también con respecto a algunos títulos que eligen para sus obras y cuyas múltiples implicaciones de sentido evidentemente no manejan, responden que a ellos no les interesan los títulos, y uno se pregunta entonces ¿para qué ponen títulos a sus obras?. Un amigo, prestigioso docente en la carrera de cine, recibe preguntas como la siguiente de sus jóvenes alumnos. ¿Para qué me sirve la literatura, si yo hago cine? A lo que él contesta: “para nada, la literatura no sirve para nada”, ironía que el alumno por lo general no capta. Mi amigo siempre dice que los jóvenes no quieren esperar cinco o diez años, quieren ser directores ya; y así son las películas que hacen. Volviendo al texto de Adorno acerca de que el arte es “hacer con medios racionales algo que no se sabe qué es”, parece que estos jóvenes artistas creen, por el contrario, que en el arte todo es irracionalidad e inmediatez, o lo que es peor aún, que en el arte todo son anécdotas, pequeñas anécdotas.


3)- El arte no es comunicación. Lo contrario se escucha con frecuencia. Muchos artistas y algún que otro teórico, ante la pregunta, ¿y para vos, qué es el arte? responden muy sueltos de cuerpo “el arte es comunicación”. No muchachos, están equivocados. La publicidad es comunicación, eso es seguro, y si la publicidad es comunicación, el arte, claramente, no puede serlo. En términos generales, la comunicación implica un emisor, un receptor y un código en común a través del cual se transmite el mensaje. ¿Cuál sería el código en común en el arte?
Elena Oliveras en su compilación “ Cuestiones de arte contemporáneo”* dice en la página 126:

“Siguiendo a Adorno, diremos –aunque mucho nos pese- que el arte no es comunicación, que la función del “arte autónomo” (…) es registrar el presente, ser síntoma del espíritu del tiempo, y esto no siempre puede ni debe ser dicho en términos evidentes, explícitos o comprensibles para todos. Una excesiva claridad (el didactismo) desnaturalizaría el mensaje de la obra, anularía lo que le es esencial, su complejidad semántica.
Además, siendo el arte síntoma del tiempo, y si el nuestro es el de la contradicción –a mayor enriquecimiento tecnológico, mayor pobreza o marginalidad- y el de la especialización, que cada vez más dividen a las comunidades de pensadores y científicos ¿cómo pretender que el arte sea para todos?
Precisamente, la mayor dificultad a la que deben enfrentarse hoy las instituciones culturales es, por un lado, comunicar –con la idea de que el arte es para todos- y, por otro, problematizar. En el primer caso se integra, se reconocen las capacidades de unos y de otros, en el segundo se dificulta el contacto, se sorprende y se desconcierta al espectador invitándoselo a ver y a construir un sensorium diferente.”

*Cuestiones de arte contemporáneo” Hacia un nuevo espectador en el siglo XXI.
Elena Oliveras (ed.)
Emecé arte.

Bueno, no necesito agregar mucho más, salvo que podríamos decir que en la obra algo se transmite, pero transmisión y comunicación son dos cosas diferentes; nunca sabemos cabalmente qué es eso que se transmite.


Hasta la próxima.
El Pato Lucas.