martes, 1 de abril de 2008

POMBO. UN ARTISTA HONESTO

He leído con gran interés la entrevista que le realizó María Moreno al artista Marcelo Pombo en el suplemento Radar de Página 12 del domingo 24/ 09/ 06.La frase que más llamó mi atención -y que está especialmente remarcada en la nota- es esa en la que Pombo dice: "Cuando no tengo un día bueno, detesto el arte contemporáneo, el reino de la impostura y de la petulancia. Pero en un día bueno pienso que gracias a sus límites tan elásticos yo puedo exponer en buenas galerías y recibir la atención de los críticos en lugar de estar vendiendo artesanías en Plaza Francia." (sic). Magnífica honestidad -probablemente involuntaria- la de Pombo que admite que sólo la impostura y petulancia del arte contemporáneo permiten que alguien como él, que debería ser un artesano de Plaza Francia tenga un lugar de privilegio en el "circuito" del arte. ¿Cuándo tendrán los críticos y teóricos el mismo nivel de honestidad? ¿Cuándo aceptarán que pisan el mismo suelo movedizo que los artistas? ¿Cuándo admitirán que "inventan" desde la misma impostura y petulancia que permite a Pombo ser considerado un gran artista?Es notable por otra parte el título de la nota de uno de los principales apologistas de Pombo el crítico Fabián Lebenglick, también en Página 12. "Sobre la línea de flotación." Claramente Pombo flota sobre la nada, pero me inclino a creer que no precisamente sobre esa nada del budismo que cita el crítico de arte -que antes era crítico literario- Daniel Molina, que en el prólogo de la muestra dice "(...)el mundo literalmente flota. Lo sólido se apoya y se desvanece en el agua, que a su vez se desvanece en el aire". No, no es esa nada sino más bien la nada a la que hace alusión Marx cuando dice "Todo lo sólido se disuelve en el aire", en referencia a la modernidad. Esta disolución de valores en los que creíamos hasta "casi ayer" no sería tan grave, pues está claro que creíamos muchas estupideces, el problema es que no hemos sido capaces de construir otros valores sustitutivos; estamos a medio camino del proyecto Nietzscheano. Y es esta nada la que permite, esta terrible confusión, entre otras cosas peores -como el predominio del "mercado" como único valor de referencia- que Marcelo Pombo no esté en Plaza Francia vendiendo artesanías. Y para ir terminando: Lebenglick, por favor, yo entiendo que estamos todos confundidos, pero establecer paralelismos entre Berni, un artista indiscutible, y Pombo, es demasiado.

Saludos.El pato Lucas.

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