martes, 1 de abril de 2008

¿CUÁL OSHO, YOGI?

Voy caminando y veo un cartel en el cuál se publicita un libro, un cartel grande que luego veré muchas veces repetido en la ciudad. El libro es la “Autobiografía de Osho” y lo primero que experimento es un brote de alergia cutánea. El cartel dice algo así como: “un libro para sentirnos bien con nosotros mismos”. Recuerdo que durante mi adolescencia leí una considerable cantidad de libros sobre el budismo zen: Alan Watts, y casi toda la obra de Suzuki Daisetz, Thomas Merton, Ikeda, etc. Si algo queda claro es que en su experiencia máxima, el “satori” el practicante accede a un estado de conciencia donde el ego no tiene cabida, sus límites se disuelven y todo parece estar en orden, no hay bien, ni mal. Una experiencia pre-lingüística. Luego Freud, si no me equivoco, llamará “sentimiento oceánico” a esta especie de experiencia mística y dará una explicación a mi juicio, bastante convincente de su naturaleza,. Pero me estoy yendo por las ramas. Lo que quiero decir es que alguien que ha pasado por esa experiencia, alguien que ha alcanzado ese nivel de despojamiento que persiguen esas disciplinas –el budismo zen, el yoga místico, etc.- debería supuestamente estar más allá de los apremios del ego – por eso A. Watts llama a estas disciplinas “caminos de liberación”- y Osho se presenta como una figura emblemática de ese pensamiento. Pero paradójicamente este personaje –que si no me equivoco ya murió- decidió escribir una autobiografía. Hay que sentirse muy importante para escribir una autobiografía, hay que tener un ego muy bien alimentado para eso ¿no?
No olvido tampoco que Osho tiene como sus principales seguidoras a señoras que viven en “La Joya” California, el barrio más caro del planeta
(-igual que Chopra-) Y aquí, en argentina, también es lectura obligada de señoras adineradas y divas fascistas como Moria Casán que masajean sus egos con esta espiritualidad de plástico importada de California. En cuanto a “un libro para sentirnos bien con nosotros mismos”, creo que ningún Osho llena el hoyo de la existencia.

Pero el arte….. el arte está para llenar por un rato el hoyo, al menos hasta que la obra está terminada y pasa a ser un objeto más en el mundo y a estar sujeta a la mirada de los otros, a sus interpretaciones. Entonces ya no nos pertenece, el hoyo se abre de nuevo y habrá que comenzar una nueva obra.

En la próxima les comentaré un excelente libro que estoy leyendo, escrito por un teórico (pero un teórico de verdad)

Saludos a todos.
El pato Lucas.

1 comentario:

Zezé dijo...

¿Has vivido tú la experiencia de Osho? ¿Hablas desde el conocimiento? ¿Quién es el que hace la distinción entre ricos y pobres? ¿Quién piensa que la verdad es partidista y está del lado de los pobres? ¿Quién ve un ego en una autobiografía? Amigo, solo estás probando que tú tienes uno y lo estás reconociendo en el comportamiento humano de Osho, que como él dice, es una persona normal y quiere compartir su experiencia con mucha gente. Los iluminados también beben café, incluso pueden beber Coca Cola y comer carne. Lo raro es el ego, no Osho. Lo raro somos tú y yo, no Osho. Y aquí estoy respondiéndote porque mi ego identificado con Osho se ha molestado. Y este mensaje mío es realmente innecesario puesto que la verdad no necesita ser creída para que exista. Mantén la verdad oculta, pero eres un ego con patas aunque ese ego piense que no.